No hay regalo más grande que una nueva vida libre de drogas

Hombre feliz
(Foto de splendens/iStockPhoto.com)
 

Comencé a consumir marihuana a los 18 años cuando un compañero me invitó, justo en este momento le abrí la puerta al mundo de las adicciones porque me gustó la sensación que me producía. Conforme transcurrió el tiempo la adicción y dependencia se apoderó de mi y cada vez necesitaba una dosis más alta para alcanzar el efecto deseado, fue entonces que busqué algo más fuerte para compensarlo y conocí el cristal. Con este hecho comenzó mi espiral descendente y de pronto mi familia y yo estábamos metidos en la peor pesadilla de nuestra existencia.

Mi familia y mis verdaderos amigos se daban cuenta de lo que pasaba y me pedían que dejara de hacerlo puesto que estaba acabando con mi vida. Como resultado, me volví hermético, indiferente, no comunicaba mis sentimientos ni era capaz de mostrar mi debilidad ante ellos, sentí que estaban en mi contra y me alejé de ellos.

De pronto todo estaba fuera de control, física, emocional, mental y económicamente estaba acabado. Con el cristal experimenté cosas espantosas puesto que empecé a alucinar y mi delirio de persecución, así como la paranoia no me dejaba en paz. Mis acciones estaban dirigidas a la consecución de muchos problemas, algunos que incluso hubieran cambiado radicalmente mi vida o hubieran acabado con ella, puesto que estuvo expuesto a accidentes, a una sobredosis, a un embarazo no deseado o una enfermedad sexual sin remedio. Aunado a lo anterior, no está por demás mencionar que perdí el empleo, todas mis posesiones y nadie confiaba en mí.

Mi familia en su desconocimiento de como manejar el tema, me llevó por fuerza a un anexo donde no la pasé nada bien, solo generó frustración y un sentimiento de odio. Por miedo a que me volvieran a internar dejé de consumir por un breve periodo de tiempo, sin embargo, al no haber atacado de raíz el problema, la recaída fue inminente.

Todo iba en picada en mi vida hasta que un verdadero amigo le comentó a mi familia sobre el Programa de Narconon en Puebla. Me hicieron saber que se trataba de un centro en que la permanencia es voluntaria, de que el lugar es muy bonito y de que el trato es muy cálido. Al ver en la persona en quien me había convertido, acepté hacer la rehabilitación, aunque debo admitir que en un inicio fue con reservas por la experiencia que había tenido. Gracias a mi amigo quien me apoyó económicamente y a mi familia quien me motivó inicié un nuevo capítulo en mi vida.

Al iniciar el Programa estaba aún muy hermético y reservado para convivir y expresar todo lo que sentía. No obstante, el staff y mis compañeros hicieron que poco a poco rompiera la barrera. En Narconon tuve la oportunidad de conocer a varias personas quienes teníamos historias distintas con una problemática común y este hecho hizo que nos uniéramos y motiváramos para pasar a través de las etapas de la rehabilitación.

El primer paso fue la Retirada Libre de Drogas, etapa en la cual no tuve inconveniente para pasar por las molestias de la abstinencia, gracias a los cuidados que me dieron. La siguiente etapa fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco y vitaminas. Gracias a esta etapa de mi cuerpo se eliminaron las toxinas producidas por las substancias que consumí y como resultado mi pensamiento fue más claro.

La tercer etapa fueron Los Objetivos, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a dirigir su atención en el entorno presente e inmediato. Estos procesos me ayudaron a manejar de una mejor manera mis emociones, a ser más tolerante y paciente, a confrontar la frustración, a mantener la atención donde debo hacerlo y hacer elecciones más racionales en todas las áreas de mi vida.

La última etapa que hice fueron las Destrezas para la Vida, se trata de una serie de cursos orientados a adquirir o recordar una serie de habilidades que ayudan a las personas a confrontar de manera efectiva los vaivenes de la vida. Debo admitir que me causaron una grata sorpresa porque nunca fui muy afín a la escuela y pensé que me iban a costar mucho trabajo.

Con el curso Superando los Altibajos en la Vida, aprendí a identificar las diversas situaciones que me pueden traer como consecuencia alguna mala pasada y como manejarlas de origen para que no trasciendan o que el daño sea menor. También comprendí que nunca se estará exento de tener problemas en la vida.

Con el curso Valores Personales, aprendí a identificar los tipos de personas que me rodean para interactuar de una manera más sana. Una de las cosas que me di cuenta es de que no puedes confiar en todos porque no todas las personas buscan para ti un crecimiento, fue algo que me costó mucho aprender. Lo más importante es que con este regalo de una vida libre de adicciones, tengo la oportunidad de volver a formar mi círculo de amistades.

Durante este curso hice un ejercicio que me sirvió mucho, tuve que confrontar todas las acciones que dañaron a los demás y a mí mismo. Gracias a este proceso, tuve la oportunidad de ofrecerles una disculpa a todas las personas que genuinamente se preocuparon y buscaban para mí una mejor calidad de vida. También gracias a este ejercicio mi relación con las personas a quienes más amo es mucho mejor.

Finalmente, con el curso Cambiando las Condiciones en la Vida, pude hacer un análisis de mi vida que me permitió evaluar simultáneamente las diferentes áreas de mi vida y, de este modo, identificar en que punto estoy parado y hacia dónde me dirijo. Asimismo, aprendí una mejor manera de actuar para relacionarme con mi entorno y con las personas que me rodean en busca de un beneficio mutuo.

Lo que más me gustó del Programa fue que identifiqué y manejé la raíz del problema de la adicción, a través de ejercicios que me permitieron tomar conciencia de mi entorno y de las acciones que cometí contra supervivencia. Lo más increíble fue que yo me di cuenta de ello, nadie en Narconon me dijo cómo debía actuar o pensar.

“Con el Programa me sentí muy tranquilo y en paz conmigo, emoción que fue muy reconfortante porque no imaginaba que me pudiera sentir así al concluir”.

Hoy agradezco a mi familia porque sin duda me ama demasiado, luchó hasta el cansancio y sin rendirse para que recibiera la ayuda que necesitaba.

Dicen que los tiempos de Dios son perfectos y acepté la ayuda justo en el momento en que debía ser. Como recompensa hoy tengo el mejor regalo de todos y es una nueva vida libre de adicción, con la cual, estoy construyendo un nuevo camino que me llevará a alcanzar mis metas y sueños a lado de quienes más quiero.

Graduado de Narconon Puebla


AUTOR
KA

Katia Altamirano

NARCONON PUEBLA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS