Verlo después de este tiempo en Narconon Puebla es como presenciar un renacimiento

Ver a mi hermano Oscar caer en la oscuridad de la adicción fue la experiencia más difícil que he enfrentado. Recuerdo nítidamente las primeras señales de que algo andaba mal, al principio sutiles, pero que día a día se volvían más notorias, como una sombra que se extendía lentamente. Su chispa, esa energía que contagiaba a todos, comenzó a extinguirse. El Oscar apasionado, siempre dispuesto a ayudar a los demás, se fue encerrado en sí mismo, perdiendo el brillo que emanaba de su corazón.
Su personalidad se transformó gradualmente, como una metamorfosis dolorosa. La alegría desapareció, reemplazada por una tristeza persistente y un carácter irritable e impaciente. Las conversaciones se volvieron arduas, sus intereses se desvanecieron y esa conexión profunda que siempre habíamos compartido se debilitó. Sentía que lo perdía lentamente, como si una fuerza invisible lo arrastrara lejos de nosotros.
Como familia, vivimos una angustia muy intensa. Intentamos hablar con él, comprender qué estaba sucediendo, pero la adicción ya había erigido una barrera impenetrable. Buscamos ayuda desesperadamente, navegando en la confusión y la falta de información. Era la primera vez que nuestra familia atravesaba algo así, no sabíamos por dónde empezar ni a quién acudir. Cada puerta que tocábamos parecía enfocarse en el beneficio económico que representaba la adicción de mi hermano, en lugar de ofrecer una ayuda genuina con un programa centrado en él, en su bienestar físico y mental. Solo ofrecían más medicamentos como solución, dejándonos con una sensación de impotencia y un miedo creciente. Ver a mi hermano, esa persona a la que tanto amaba, consumirse de esa manera era una tortura silenciosa. Sentía que el sol de nuestra familia se estaba apagando.
Luego llegó Narconon. Al principio, la incertidumbre era grande. Habíamos investigado tantas opciones, pero esta parecía diferente. Antes de hablar de dinero, preguntaron por mi hermano, cómo estaba, cómo podían ayudar, qué podíamos hacer como familia para apoyarlo mientras tomábamos una decisión, despertando nuestra esperanza de que sí existía una solución factible y enfocada en ayudar, no solo en recibir dinero. Aunque era difícil no ser escépticos, había algo distinto en su manera de hablar, en su enfoque integral. Oscar tomó la decisión de internarse, y aunque el miedo persistía, una pequeña luz de esperanza comenzó a encenderse en mi corazón.
Las primeras semanas fueron difíciles, llenas de ansiedad y espera. Pero poco a poco, a través de las llamadas esporádicas y las noticias que nos llegaban, empecé a percibir un cambio. Su voz sonaba diferente, más fuerte, con un eco de aquel entusiasmo que creía perdido para siempre.
Ahora, verlo después de este tiempo en Narconon Puebla es como presenciar un renacimiento. La niebla que lo envolvía se ha disipado, y la luz en sus ojos ha regresado, incluso más brillante que antes. Su calidez, su compasión, esa genuina preocupación por los demás que siempre lo caracterizó, están volviendo con una fuerza renovada. Lo veo conectar con nosotros de nuevo, con una honestidad y una vulnerabilidad que me llenan de esperanza.
“La adicción nos lo había arrebatado, pero Narconon le está brindando las herramientas para recuperarse, para reconstruir su vida y para abrazar un futuro lleno de posibilidades.”
Sé que el camino hacia la recuperación total es largo y que habrá desafíos. Pero ver la determinación en sus ojos, escuchar su renovado sentido de propósito, me da la certeza de que está en el camino correcto. Mi hermano está volviendo a ser él mismo, ese ser humano maravilloso que siempre supe que era. La adicción nos lo había arrebatado, pero Narconon le está brindando las herramientas para recuperarse, para reconstruir su vida y para abrazar un futuro lleno de posibilidades.
Para mí, como su hermana, este es un milagro silencioso que se está desarrollando día a día. Siento que mi hermano ha regresado, no como una sombra de lo que fue, sino como un hombre renovado, más fuerte y más sabio. Aunque aún falta camino por recorrer, los cambios son palpables, innegables. Mi sol está volviendo a brillar, y con él, la luz regresa a toda nuestra familia. Estoy inmensamente agradecida y emocionada por este nuevo capítulo en su vida.
Hermana de estudiante de Narconon
(Para preservar su privacidad, la foto no muestra a un graduado o estudiante de Narconon.)