Un nuevo amanecer en Narconon Puebla: despertando a la vida después de la oscuridad

La vida antes de Narconon era un laberinto obscuro, un interminable ciclo de sombras y recuerdos. Cada día era una batalla perdida contra mi adicción, una búsqueda constante de un alivio efímero que solo dejaba tras de sí un vacío más profundo. Miedo, tantos miedos. Miedo al juicio, al abandono, a no volver a ser yo mismo, no volver a ser feliz nunca más. Preguntas que resonaban en mi mente: ¿Habría alguna salida? ¿Podría escapar de esta prisión invisible que yo mismo había construido? Pero en medio de esa oscuridad, una luz persistía: la sed de algo trascendental, un anhelo profundo por un cambio radical. Sabía en lo más íntimo de mi ser que debía haber algo más, una forma de vivir plena y auténtica, libre de las cadenas de la dependencia. La búsqueda de un programa integral, que no recurriera a más sustancias para solucionar un problema de sustancias, me guio hasta las puertas de Narconon.
Al principio, la incertidumbre era palpable. ¿Cómo algo tan aparentemente simple y a veces monótono como el sauna podría tener un impacto tan profundo en mi ser? Dudaba. ¿Una alimentación enfocada, ejercicio constante y la insistente invitación a estar presente, aquí y ahora, realmente podrían marcar la diferencia? Hoy, después de apenas dos semanas inmerso en este proceso, puedo decir con una certeza que me sorprende, que sí, ¡sí pueden! Es como si una capa de niebla se hubiera disipado, permitiendo que la luz del sol penetre nuevamente en mi alma. Lentamente, como flores que resurgen tras un largo invierno, sentimientos que creía perdidos están volviendo a florecer en mi interior.
Siento el calor del amor, un amor genuino hacia mí mismo y hacia los demás, despojado de las máscaras y las exigencias del pasado. La compasión ha regresado, permitiéndome conectar con el sufrimiento ajeno desde un lugar de entendimiento y empatía, no de juicio. La autoestima, esa voz interior que había sido silenciada por la culpa y la vergüenza, comienza a susurrar palabras de valía y reconocimiento. Y luego está el coraje, ese fuego interno que creía extinguido. Un coraje renovado para enfrentar mis demonios, para mirar hacia adelante sin el peso paralizante del ayer. Es la valentía de saber que la recuperación no es un camino fácil, pero que cada paso, por pequeño que sea, me acerca a la persona que siempre debí ser.
Junto a este despertar emocional, siento nacer una misión y un propósito, aún difusos, pero vibrantes con la promesa de un futuro significativo. La necesidad de consumir ya no dicta mis acciones; ahora, una fuerza interior me impulsa a construir, a crecer, a dejar una huella positiva en el mundo. Sé que todavía queda un largo camino por recorrer. Habrá desafíos, obstáculos y momentos de duda. Pero la semilla de la esperanza ha sido plantada, nutrida por el apoyo incondicional del equipo de Narconon y la conexión con mis compañeros. Estoy aprendiendo que la resiliencia es la capacidad de levantarse una y otra vez, más fuerte y más sabio después de cada caída. Que el valor no es la ausencia de miedo, sino la determinación de avanzar a pesar de él. Que la lucha no es en vano cuando se dirige hacia la luz de una vida plena.
“Hoy, en Narconon Puebla, no solo estoy recuperándome de una adicción; estoy redescubriendo la belleza de estar vivo.”
Hoy, en Narconon Puebla, no solo estoy recuperándome de una adicción; estoy redescubriendo la belleza de estar vivo. Estoy aprendiendo a abrazar mis sentimientos, a honrar mi pasado y a construir un futuro lleno de posibilidades. Y aunque el camino sea largo, lo enfrento con un corazón lleno de esperanza y la firme convicción de que, pronto, alcanzaré la mejor versión de mí mismo. Este es mi nuevo amanecer, y estoy listo para vivirlo plenamente.
A.F.O. Estudiante de Narconon Puebla